Galati Mamertino es un pequeño pueblo de montaña sumergido en los Montes Nebrodi, cuyas muras trasudan historia y es justamente una pequeña parte de esta historia que Era mi pueblo nos hace revivir. A través de veinte cuentos llenos de personajes vivos, perfumes embriagadores y antiguos sabores, el autor dibuja un cuadro de su juventud dosificando ficción y realidad de sabia manera. Leyendo estas páginas se puede escuchar la voz débil del Sur, una voz sofocada por el torpor de la resignación y de la melancolía pero también el amor hacia un tiempo pasado, por una tierra pobre pero viva, acabada y herida por plagas y pobreza, injusticia y emigración pero siempre viva en el recuerdo de quién la deja. Y este recuerdo se fija en nuestra mente y se deposita en nuestro corazón casi formando un residuo emotivo que se desborda bajo forma de palabras, de pensamientos e imágenes de un tiempo, de un día o de un momento que ha sido vivido pero que todavía es capaz de transmitir emoción.