En esta ocasión, fray Cadfael deberá resolver el misterio de una muerte que resulta demasiado triste y solitaria. Agosto de 1143. El campo del alfarero, que ha pasado por permuta a la propiedad de la abadía de San Pedro y San Pablo, comienza a ser arado por los monjes. De golpe, la reja topa con un macabro resto: una trenza de pelo que corresponde a una mujer fallecida, enterrada tiempo atrás. El alfarero que habitó en aquel campo es ahora monje de la abadía. Se trata de fray Rualdo, que abandonó a su bella mujer instando por su vocación; de ella nunca más se supo. ¿Serán suyos los restos del campo del alfarero? Sulien, un novicio no muy convencido, miembro de la familia que había sido antigua propietaria del campo, despeja cualquier duda: la ex mujer de Rualdo continúa viva. Pero el interés de Sulien por el caso resulta sospechoso. Fray Cadfael, con su perspicacia y conocimiento del alma humana, deberá desvelar los secretos que esconde el joven.