Raza de víctimas es un conjunto de historias que dialogan entre sí donde la violencia es el hilo común. Historias que cuentan con personajes que luchan y sobreviven en la vida cotidiana a acciones y reacciones violentas -que nos sorprende por su cercanía y la indiferencia del resto-. Una Raza de víctimas donde no hay culpables, ni vencedores o vencidos, pero sí víctimas y verdugos. Donde los propios personajes y las situaciones aparecen, unas veces de manera tangencial y otras de forma directa, para tejer una red de relatos que se entrecruzan entre ellos.

Una buena forma de describir el conjunto de las historias es una de las citas, de Jorge Luis Borges (La secta de los treinta), que el autor utiliza en el propio libro:

«No bastaba la muerte de un ser humano por el hierro o por la cicuta para herir la imaginación de los hombres hasta el fin de los días. [...] No hay un solo culpable; no hay uno que no sea un ejecutor, a sabiendas o no, del plan que trazó la Sabiduría. Todos comparten ahora la Gloria.»

Édgar Adrián Mora logra un libro de cuentos lleno de violencia, sí; y de esperanza, lucha, entrega y redención.