Selva vive en una pequeña ciudad costera, rodeada de mapas antiguos, silencios y heridas que ya no quiere abrir. Un amor perdido la ha convencido de que confiar solo significa sufrir, por lo que ha elegido la soledad como refugio.

Pero un día, en su tienda de cartografía, entra Yelina: una mujer con un pasado misterioso, con ojos que parecen saber leer rutas invisibles. La búsqueda de un antiguo tapiz bordado con una rosa de los vientos se convierte en el comienzo de un encuentro que pone en tela de juicio todo lo que Selva creía saber sobre sí misma, sobre el amor y sobre las heridas que no dejan de arder.

Entre mapas descoloridos, tejidos desgarrados y palabras no dichas, las dos mujeres aprenden a reconocer sus dolores como espejos y sus deseos como nuevas rutas que trazar.

La rosa de los vientos se convierte entonces en algo más que un símbolo: es la elección de no perderse, de dejarse guiar no por el pasado, sino por el valor de respirar un futuro diferente.

Una novela íntima y poética, que habla de amor, memoria y renacimiento, donde cada página es un hilo capaz de coser lo que parecía perdido.