Todo debe ser inmediato. Actuar sin pensar, responder sin pausa, entregar antes de vivir. La urgencia, que antes era una excepción, se ha vuelto norma. Este libro reflexiona sobre el ritmo acelerado que domina no solo lo cotidiano, sino también la escucha, el vínculo, el pensamiento y el dolor. No propone soluciones técnicas al cansancio, sino que interroga lo que se pierde cuando ya no hay tiempo para esperar, para dudar, para quedarse. En 40 fragmentos reflexivos, la obra invita a suspender por un instante la prisa, y a preguntarse qué queda de la vida cuando el tiempo ya no se vive, sino que simplemente se cumple.