En las últimas décadas, el concepto de liderazgo ha sido objeto de replanteamientos. Mientras que tradicionalmente se exaltaban las figuras fuertes, resolutivas y autoritarias como símbolo de eficacia, hoy las ciencias del comportamiento, la neurobiología, la epigenética y la ética tecnológica cuestionan con fuerza los impactos invisibles y destructores que genera un liderazgo basado en el miedo. Este tipo de liderazgo, que llamamos por intimidación, opera no solo desde la imposición directa, sino a través de dinámicas más sutiles como el microcontrol, la manipulación emocional, la deshumanización de los equipos y la reproducción de modelos autoritarios internalizados desde la infancia.

Este trabajo se propone realizar una exploración integral y multidisciplinaria del fenómeno del liderazgo intimidante, desde sus expresiones visibles hasta sus efectos menos evidentes, pero destructivos. Lejos de ser un estilo "firme" o "exigente", el liderazgo por intimidación genera ambientes psicológicamente inseguros, inhibe la innovación, distorsiona la percepción del mérito y deteriora los vínculos humanos esenciales para cualquier forma de colaboración auténtica.

Una de las dimensiones más alarmantes es su impacto en el lenguaje corporal de los subordinados, donde el miedo se manifiesta a través de gestos de cierre, posturas defensivas, rigidez muscular y pérdida de expresividad emocional. Esta lectura no verbal del miedo revela cómo el cuerpo traduce el estrés invisible en señales concretas que pueden ser observadas, aunque no siempre reconocidas conscientemente en entornos organizacionales.

El problema se agrava cuando examinamos el efecto epigenético del estrés crónico inducido por ambientes de alta presión y control autoritario. La investigación científica actual ha demostrado que la intimidación sostenida puede modificar la expresión genética, alterando respuestas inmunológicas, hormonales y cognitivas que impactan no solo al individuo, sino a generaciones futuras si la exposición ocurre en etapas formativas.

En un mundo que avanza aceleradamente hacia la automatización y la inteligencia artificial, surge una inquietante posibilidad: ¿es posible que los sistemas autónomos del futuro sean entrenados para liderar como lo haría un humano autoritario? En este documento se exploran los límites éticos de simular liderazgo por miedo en entornos de inteligencia artificial, advirtiendo sobre las consecuencias conductuales y sociales de trasladar estos modelos a máquinas sin cuestionamiento.

El trabajo aborda cómo estos patrones de dominación no son exclusivos del mundo adulto: también se heredan y replican en la crianza, la educación y la socialización temprana, formando una cadena intergeneracional de reproducción del autoritarismo. La figura del "maestro temido" o del "padre dominante" no solo legitima la obediencia ciega, sino que forma futuros líderes que asumirán que liderar es ejercer poder sobre otros, no con otros.

Desde una mirada psicológica, se expone cómo los equipos liderados por figuras intimidantes tienden a desarrollar mecanismos de disociación emocional como estrategia de supervivencia. La desconexión afectiva, el mutismo emocional y la sumisión conductual no son señales de estabilidad, sino síntomas de un entorno emocionalmente inseguro. A esto se suma el fenómeno de la creatividad bloqueada, una consecuencia directa...