Cuando los templarios fueron condenados a la hoguera, no todos murieron. Algunos huyeron. Y entre ellos, uno llevaba algo más que secretos y espadas. Llevaba magia.
A comienzos del siglo XIV, mientras la Orden del Temple se desmorona bajo el peso de la traición y la codicia, un grupo de caballeros encuentra refugio en las tierras brumosas de Escocia. Allí, ocultos entre acantilados y leyendas, protegen cuatro reliquias sagradas... y un frasco sellado con un poder que no pertenece a este mundo.
Breccan MacAven ha jurado custodiar ese legado. Forjado en la disciplina del Temple y en la sabiduría de un pueblo antiguo —los Rhiannae—, su vida ha sido entrega, silencio y deber. Hasta que una mujer cae del cielo, atravesando siglos y certezas, y todo lo que creía imposible se vuelve carne ante sus ojos.
Eilathe Rhoen, arrancada de su tiempo y lanzada a una Edad Media teñida de guerras, secretos y magia, se despierta en un castillo que no aparece en los mapas. Allí, el destino la espera con el rostro de un hombre que no debería conocer... pero cuyo nombre parece escrito en su alma.
Juntos deberán desenterrar una verdad olvidada, enfrentar enemigos que cazan lo invisible, y resistir una pasión que desafía la lógica del mundo.
Porque algunas almas se buscan más allá de los siglos.
Y porque hay amores que no conocen muerte ni frontera... solo la llamada del tiempo y la luz de una antigua promesa.
¿Puede el amor cruzar siglos... cuando ni siquiera el tiempo parece recordar sus nombres? ¿Y si el destino no fuera algo que se elige... sino algo que se recuerda?