Un hombre. Una bomba. Una cuenta regresiva que no perdona a nadie.

Pete Winslow es agente del escuadrón antibombas del Departamento de Policía de Los Ángeles. Es su último día de servicio. Una bomba que desactivar, y luego podrá retirarse para siempre con el sonido de sirenas y explosiones. Pero la llamada que recibe es un billete al infierno: en la mansión de un joven capo de la droga, de esos que viven entre mármol blanco, jacuzzis y cadáveres frescos, hay una bomba colocada debajo de una silla. Y encima, un criminal con un pendiente de diamantes, temblando de manos, y con el culo sobre cinco cartuchos de dinamita.

¿Y si esto es sólo el principio?

En el corazón ardiente de un Los Ángeles tóxico y febril, entre escenarios de cine, prisioneros liberados y fantasmas implacables, Road Dog Blues combina thriller, sátira y cine negro en una espiral de tensión e ironía. Pete es un hombre incapaz de dejar atrás la guerra de Irak, las mujeres que perdió y los secretos que lo atormentan. Pero cuando una voz del pasado resurge, afilada como una espada y dulce como un recuerdo, se verá obligado a elegir: salvarse o estallar de una vez por todas.

Una ex terrorista convertida en extra de Hollywood, una mujer fatal que escribe novelas bajo un seudónimo masculino, una estadounidense adicta al dinero, el sexo, los sueños y la dinamita.

Road Dog Blues es más que una novela: es un puñetazo en el pecho, una risa amarga, un himno rockero a la condenación. Porque se pueden enterrar bombas bajo alfombras de terciopelo, pero tarde o temprano, explotan.

Con Road Dog Blues, Alessandro Anselmi crea una novela poderosa, corrosiva y extraordinariamente visual que parece escrita en un montaje cinematográfico. Ambientada en un Los Ángeles desilusionado e incandescente, la novela se mueve entre mansiones de Hollywood transformadas en catedrales de mal gusto, estudios de producción que apestan a gasolina y sangre, y consultorios psiquiátricos donde las palabras son cuchillas afiladas.

El protagonista, Pete Winslow, es un policía marcado por un pasado bélico y un presente que lo mantiene suspendido entre la locura y la normalidad. Anselmi construye su perfil con precisión, ahondando en sus miedos, su virilidad expuesta y su compleja relación con una mujer que lo ama y lo desmantela pieza por pieza. Y junto a él, desfilan personajes memorables: Claudette, una femme fatale de lengua afilada y mirada nostálgica, y Gray, el "bombardero de Los Ángeles", un Bukowski moderno armado de cartuchos y sarcasmo.

La narrativa es frenética pero nunca caótica, repleta de diálogos brillantes, cínicos y reveladores. Anselmi escribe como si dirigiera una película de Tarantino con guion de James Ellroy: cada línea es una astilla, cada escena construida con la precisión de una explosión controlada. Sin embargo, bajo la ironía mordaz y la acción pulp, late un alma melancólica, una conmovedora reflexión sobre la identidad, la memoria y la posibilidad —siempre incierta— de la redención.

Road Dog Blues es un viaje a una América decadente y teatral, un noir lírico y visceral que no se anda con rodeos, pero que ofrece al lector una mirada inolvidable al abismo humano. Una novela para leer como un whisky: despacio, pero con un corazón ardiente.