¿Son la mayoría de los gobernantes de este mundo hombres y mujeres redimidos?

¿Se han levantado de su naturaleza caída mediante la disciplina y la obediencia a la voluntad de Dios para sus vidas?

Lamentablemente, no. Ciertamente no son santos, ni tienen una orientación espiritual, ni mucho menos.

Lo que están es llenos de orgullo y quieren ser como dioses.

Algunos de ellos son, lamentablemente, psicópatas que ya ni siquiera son humanos.

Difunden el mal, el miedo y las mentiras para manipular a la humanidad en su beneficio, y la mayoría son extremadamente ricos y poderosos.

Pero ¿a quién sirven? ¿Quién está detrás de ellos?

A su padre, el diablo, a través de su ignorancia y oscuridad individual, de cuya paternidad maligna pueden o no ser conscientes, aunque algunos de ellos, que son pura maldad, sí lo saben.

En consecuencia, nuestro mundo malvado ha sido moldeado por su naturaleza caída y está siendo remodelado constantemente por la nuestra.

El mundo en el que vivimos está en graves problemas. Hay caos, violencia, injusticia, inmoralidad y rechazo de la palabra de Dios y Su voluntad en todas partes.

Sin embargo, hay esperanza si decidimos evitar ser moldeados por nuestra naturaleza caída, porque el espíritu en nosotros siempre redimirá nuestra naturaleza, ya que, además de cuerpos fisicos, también tenemos un alma y un espíritu que nos conectan con Dios.

Todos estamos en Cristo porque Cristo vino a vivir en nosotros si nos atrevemos a mirar dentro de nuestros corazones.

La Gracia Santificante perfecciona la naturaleza y nos moldeará cada vez más a la semejanza de Cristo, como los santos católicos nos han demostrado muchas veces con el ejemplo de sus vidas.

Una vez que acumulemos suficiente gracia santificante, entraremos en un estado de santidad. Y así, nada nos será imposible porque estaremos en contacto permanente con la energía del Espíritu Santo y, a través de este maravilloso consejero y protector, estaremos en contacto con el Hijo y con el Padre, quienes amorosamente repararán nuestra naturaleza caída.

Viviremos entonces en su mundo espiritual y crearemos nuestro nuevo mundo.