Se enfoca en un análisis profundo y reflexivo sobre los conceptos tradicionales del delito dentro del ámbito del derecho penal. Este libro aborda las limitaciones de las teorías clásicas y positivistas del delito, proponiendo una mirada crítica que toma en cuenta los contextos sociales, económicos y políticos que influyen en la formación y percepción de lo que se considera delictivo. El texto explora cómo las definiciones y respuestas al delito están determinadas no solo por normativas jurídicas, sino también por factores culturales y estructuras de poder en la sociedad. Desde esta perspectiva, se cuestiona la neutralidad y objetividad de las legislaciones y se plantea la necesidad de entender el delito como un fenómeno complejo que no puede ser adecuadamente abordado sin considerar las diversas realidades que afectan a los individuos y grupos sociales. El autor invita a los lectores a reflexionar sobre la criminalización de ciertos comportamientos, la función del sistema penal y las implicaciones éticas y sociales de las políticas criminales actuales. A través de un enfoque interdisciplinario, se busca no solo el análisis teórico, sino también propuestas para una justicia más equitativa y comprensiva.