Eton los había unido y ellos se encargaron de fundar su propio club de caballeros; uno que no se basaba ni en las riquezas ni en las posesiones, sino en la amistad, el respeto, la lealtad y el disfrute. «Dos personas arriesgándolo todo por amor, ¿acaso hay algo más hermoso?» Hugh Archer, vizconde de Drake, procede de una familia de terratenientes. Es el más alocado de los cinco. Lo de mantener el tipo, en ocasiones, brilla por su ausencia. A veces, contagia su falta de decoro a los demás, ganándose miradas de reprobación y cuchicheos malintencionados, además de los manidos sermones de su padre. Es por esto que, cuando su actitud se vuelve taciturna y distante, comienza a levantar las suspicacias de aquellos que lo conocen. Christine Cook es hija de los condes de Clifford. Tras pasar los tres últimos años en Bath, al cuidado de una de sus tías, regresa a Londres, donde le espera un compromiso que no desea. Joven y temperamental, vuelve a no sentirse dueña de sí misma. Tras un encuentro inesperado en el lago, en las tierras que han mantenido enfrentadas a las familias Archer y Cook durante más de un siglo, un torbellino llamado amor se vence sobre ellos. Lo hace sin pedir permiso, sin compasión, sacudiéndolos y removiéndolos por dentro. ¿Podrán olvidar ese momento mágico vivido en Loveland? ¿Deberán hacer a un lado sus sentimientos y aceptar que están irremediablemente condenados? Si el destino los está poniendo a prueba, no se sienten capacitados para superarla, no sin que alguno de los dos, o ambos, salgan mal parados.