Frente a una sociedad dependiente de la tecnociencia, se presentan cuestionamientos válidos para nuestros tiempos, en búsqueda de reorientar la comprensión antropológica, la pertinencia de un nuevo modelo ético y la importancia de la reflexión teológica. Con el planteamiento de las formas cyborg y el principio de responsabilidad de Jona, se abre el debate entre persona-naturaleza y ciencia -tecnología. Las exhortaciones apostólicas Dei Verbum y Verbum Domini, y post sinodales Familiaris Consortio y Amoris Laetitia, constituyen el fundamento esencial del quehacer social y particular del ser humano, asumiendo valores como la responsabilidad que permiten transmitir la Divina Revelación a toda la humanidad con el ejemplo de vida inserta en su propia cultura. La responsabilidad se constituye en el eje de la reflexión, que presenta principios y fundamentos para afrontar tensiones que enmascaran la realidad humana, dotando al ser humano de bases suficientes para convertirse en actor de la transformación social, centrado en los valores de respeto a la vida, la naturaleza y al ambiente común.