Con este librito hemos tratado de ofrecer al lector un tesoro precioso que para muchos cristianos (tal vez para la mayoría) ha sido hasta hoy un "tesoro escondido": la doctrina espiritual de San Juan de la Cruz.

Esa es la explicación más limpia y profunda del ideal evangélico que Jesús pidió al Padre para cada uno de nosotros cuando pidió: "Padre, como Tú estás en Mí y yo en Ti, que ellos sean también en nosotros una sola cosa" (Jn 17,20), y es también el itinerario evangélico que a Él conduce. Por eso su doctrina puede llamarse "itinerario del alma a la unión con Dios".

Leyendo estas páginas muchas personas, que tal vez sin saberlo, ya están metidas en este camino, podrán comprender mejor el por qué de cuanto experimentan y cómo conducirse para proseguir hacia la meta.

Otros descubrirán aquí por primera vez el verdadero fin de su existencia, e iniciarán la ascensión con juvenil entusiasmo. Alguno de éstos –especialmente si es laico– podrá sentirse incapaz de una labor espiritual tan ardua que exige la progresiva y total elevación de los propios afectos hacia Dios y tal vez también el cambio de alguna costumbre de vida.

A ellos les decimos que no deberán cambiar nada de lo que hasta ahora es para ellos la voluntad de Dios (afectos y preocupaciones familiares, trabajo, etc.), sino sólo orientarlo todo hacia Dios en lo íntimo del alma.

Y ni siquiera les debe espantar lo largo del camino que deben recorrer: de hecho Dios puede quemar etapas en proporción a la generosidad de nuestro amor. De hecho, lo que san Juan de la Cruz nos describe, es el camino 'clásico' en el que, más o menos, se encuadra el camino de todos: pero nadie lo recorre del mismo modo ni en el mismo tiempo.