"El debate en torno a lo que es o no etnografía es transversal en el poroso campo antropológico. De hecho, desde distintas miradas de las ciencias sociales y humanas, y desde otras visiones agudas, como las de los estudios culturales, la teoría poscolonial, los feminismos y la crítica cultural, se ha cuestionado su sentido. Si consideramos a la antropología como un oficio que produce cierto tipo de documentos y a los/las antropólogos/as como relatores/as-autores/as y coautores/as, ¿qué hace que un texto pueda ser considerado una etnografía o que sea considerado etnográfico?: ¿el estilo?, ¿la base empírica?, ¿el factor relacional?; es decir, ¿plasmar las relaciones establecidas con/entre determinadas personas y grupos aplicando los principios de descotidianizar y recotidianizar?, ¿la identificación de categorías y conceptos propios?, ¿se trata de una construcción estética en la que nos preguntamos por aspectos inusitados y también por los lugares comunes para entender su vida social?, ¿se trata de taladrar con palabras y posturas las verdades establecidas y llamar la atención, además, sobre significados y sentires construidos intersubjetivamente y en los márgenes?, ¿de qué modos se usa la libertad creativa y se encauzan los imperativos del ejercicio de nombrar para que los fenómenos tengan determinada existencia social o las agencias se confirmen?"