Ferran Aliaga, un joven profesor de Historia, divorciado y con un hijo pequeño, comienza una amistad amorosa con una de sus alumnas, Llum. La muchacha, ecofeminista convencida, fascina a Ferran por su inteligencia y la solidez de sus ideas. Llum convence a Ferran de que investigue un caso histórico misterioso: la aparición de una mujer cátara, Isabelle Laparfaite, que durante el siglo XIII había residido varios años en la aldea de Sant Feliú de Codines. Ferran comienza su búsqueda en antiguos documentos, cada vez más interesado por la figura de Isabelle, que comienza a atraparlo en su azarosa vida. También en la doctrina y prácticas del catarismo, un maniqueo deseo de pureza y santidad casi imposibles en la vida humana. A medida que Ferran se ve envuelto en la búsqueda del rastro de Isabelle, su romance con Llum se complica y aparece una tercera mujer en escena, Rocío, una empleada de la Biblioteca de Catalunya, que ayuda a Ferran y con quien termina por establecer un tórrido y breve romance. El abrupto final de ambas historias constituye una reflexión sobre el idealismo exacerbado y utópico que se despega de la realidad y conduce a los extremismos y a la soledad.