Cuando la niebla regresa, también lo hacen los secretos olvidados.

Antes del primer conjuro, antes de que la ciencia aprendiera a imitar la magia, el mundo era una sinfonía en equilibrio. Liria, joya de los reinos, no era solo una ciudad, sino un pacto vivo entre la lógica y lo inexplicable.

Pero todo pacto guarda una cláusula oculta.
Y todo conjuro tiene un eco.

La niebla ha vuelto. Ya no como mito ni advertencia ancestral, sino como presencia tangible que devora bosques, distorsiona criaturas y susurra verdades que nadie quiere recordar.

Cuando las torres se agrietan, cuando los grimorios tiemblan, cuando incluso los autómatas tiemblan en sus engranajes... entonces, llega la llamada.