Las estadísticas son preocupantes: 6,5 personas dejan la Iglesia Católica por cada persona que se une y el 50% de los jóvenes que han sido criados Católicos, ya no son Católicos en la actualidad. La Iglesia Católica se está desangrando de jóvenes.
Detrás de estas estadísticas existen innumerables historias de familias heridas. Millones de madres y padres anhelan que sus hijos pródigos regresen a casa en la Iglesia, lamentándose, «¿Dónde nos equivocamos?».
El abordaje pasivo de «esperar y ver» no es más una opción. Necesitamos una estrategia diferente. Necesitamos comprender las razones reales de por qué nuestros jóvenes se alejan y necesitamos un plan de juego para traerlos de vuelta a casa. Necesitamos Regreso.