Es una obra que examina la paradoja que puede surgir cuando la proliferación de partidos políticos en un sistema democrático no necesariamente conduce a una mayor calidad democrática. El libro analiza cómo un aumento en el número de partidos puede influir en la estabilidad política, la gobernabilidad y el funcionamiento efectivo de las instituciones democráticas. El libro tiene como objetivo explorar y explicar la relación entre el número de partidos políticos y la calidad de la democracia. A pesar de que la presencia de múltiples partidos se considera generalmente un signo positivo de pluralismo y representación, la obra argumenta que un número excesivo de partidos puede tener efectos contraproducentes en la gobernabilidad y en la efectividad del sistema democrático.