Dos de las aventuras más asombrosas y trágicas de la Europa medieval fueron las denominadas Cruzadas de los Niños, que tuvieron lugar a principios del siglo XIII. En la primera Cruzada, un niño pastor llamado Nicolas, consiguió convocar a siete mil infantes, que partieron con él desde Alemania y los pocos infantes que consiguieron llegar hasta Génova, en la costa italiana, terminaron esclavizados o en prostíbulos de esa zona. La segunda Cruzada comenzó en 1212, cuando el niño pastor Esteban de Cloyes anunció por pueblos y ciudades de Francia que Jesucristo se la había aparecido y que le había encomendado la organización de una Cruzada de la Inocencia. Según el pastor Esteban, ante un ejército puro, de almas blancas e inocentes, las aguas del mar se separarían a su paso (como, según la Biblia, le sucedió a Moisés) y que las puertas de Jerusalén les serían abiertas por los musulmanes. Más de treinta mil niños respondieron a la llamada del pastor, partiendo la Cruzada de la ciudad de Vendomê. Durante dos meses recorrieron tierras francesas, en donde muchos niños desertaron o murieron de hambre. Tan solo unos pocos miles consiguieron llegar hasta las costas de Marsella, en donde, dos semanas después, unos cientos de ellos, acompañados por algunos caballeros y clérigos Cruzados continuaron camino hacia Tierra Santa. La novela "Yago, su última cruzada" es la más fiel descripción realizada hasta la fecha de la segunda de estas dos cruzadas conocidas como "Cruzadas de los niños", y le seducirá desde el primer capítulo, porque toda ella es una historia real. Lo que a continuación va usted a leer sucedió en la realidad.