Esa mujer que no conozco y amé tanto es un grito ahogado, un susurro en mitad de la noche y un espejo roto en el que reflejarse sin miedo. Es para los que alguna vez amaron tanto que dolió, para los que sobrevivieron a despedidas que no querían y para los que aprendieron —o intentan aprender— que la vida sigue aunque el amor se desmorone. Gabriel Robert Casasayas desnuda su alma sin filtros, con rabia, nostalgia y una ternura brutal. Aquí se habla del amor y del desamor, de la traición y la esperanza, de la paternidad y la soledad. Escrito con la herida abierta, con el corazón en carne viva, este libro no pretende dar respuestas, sino hacerte sentir, hacerte recordar y, quizás, hacerte sanar. Si alguna vez amaste hasta perderte, si alguna vez tuviste que reconstruirte desde las ruinas, aquí hay un pedazo de ti en cada página. Porque a veces, el amor no es un final feliz, pero sigue siendo amor.