Andrés se encuentra en un momento límite de su vida: Mariana, un amor de su adolescencia a quien nunca consiguió olvidar, reaparece luego de veinte años. Esto lo lleva a cometer un grave error, que afecta seriamente la relación con su mujer, Andrea, y con su hijo Diego. Mientras tanto, Andrés debe atravesar la muerte de su tía Emma, quien lo crio y a quien visitaba ocasionalmente. La casa de la orilla cuenta una historia que nos pone a caminar sobre arenas movedizas, de manera que al terminar de leerla seguramente no seremos los mismos. Todo juega entre la memoria y el presente dejándonos a la intemperie. Expone a los personajes de tal forma, que las culpas, las cargas, los prejuicios y los deseos se vuelven altamente combustibles, haciendo que en un segundo pueda estallar todo por los aires.