Atrapado en un confinamiento que a todos nos tomó por sorpresa, y sin las pinturas y los materiales necesarios para ejercer la profesión de artista plástico, Juan Gabriel Torres explora en la escritura de una serie de relatos que venían rondando su cabeza y que terminan llamándose Animales ruidosos por la referencia del libro Sobre políticas estéticas de Jacques Ranciére. Estos microrrelatos, son una extensión de la obra pictórica que transita por los universos infantiles y su relación con las violencias cotidianas en nuestro país. Cada uno refleja situaciones por las que pasamos de manera general en nuestra infancia, y evidencia la crueldad implícita en la realidad de nuestros niños. Animales ruidosos es una oportunidad de "sacudir el ánimo" de los niños que fuimos en el pasado y, por reflejo, de intentar mejorar las relaciones con los niños y niñas con los que convivimos hoy.