Lo único que nunca cambiará es Dios, todo lo demás puede cambiar. Para lo que buscamos el cambio esa es una noticia extraordinaria.

"Todos quieren cambiar al mundo, pero nadie piensa en cambiarse a sí mismo"
—Leon Tolstoi
Hace un tiempo escuché sobre un pastor que fue a pedirle consejo a un amigo, le contó las situaciones que lo desbordaba y su amigo le dijo: "No tienes que vivir de esta manera". Así que continuó hablando sobre sus problemas y su amigo volvió a repetir: "No tienes que vivir de esta manera". Suponiendo que su amigo no lo estaba escuchando o no le estaba dando la importancia necesaria, volvió a insistir en lo grave que era su situación. El amigo repitió: "No tienes que vivir de esta manera". Entonces, comprendió el sencillo mensaje: su vida podía ser distinta.

No todo en nuestra vida depende de nosotros, no obstante hay cosas que sí, lo que permitimos y lo que provocamos. Parece simple, sin embargo, la pequeña gran verdad es que el cambio comienza con desearlo y provocar el primer paso para que ocurra.

Algunos hemos estirado la cuerda al máximo tolerando situaciones que otros no admitirían o insistiendo en el error esperando que se convierta en acierto. No hace falta llegar al extremo para comenzar el cambio, pero muchos hemos tenido que decir: "Basta, esto es suficiente", "No estoy dispuesto a tolerar que las cosas siguieran de este modo". Me siento tonto cuando dejo que algo llegue al su máximo nivel de tolerancia, pero me encanta que ahora puedo decir: "Basta", porque luego llega el momento: "Quiero que esto cambie". Darme cuenta de que permití, me ayuda a actuar para el cambio, cada vez soy mejor en provocar una vida distinta.

Permíteme decirte: "No tienes que vivir de esta manera". Tu vida puede cambiar. Es mi deseo que mediante esta guía construyas una vida satisfactoria y espiritual, que Dios provoque un cambio radical y te mueva a la acción.

Hay una vida mejor, un diseño superior que quiere mostrarse en ti.
El Cielo quiere mostrarse en ti.