En el asiento trasero del coche, Esperanza, la menor de las dos con ocho años, dejaba vagar su mirada entre las calles y los altos árboles que las flanqueaban. Lucía, de once años, observaba a su padre Gabriel por el retrovisor, con los ojos llenos de curiosidad. Percibía una preocupación en él. El camino hacia su nuevo barrio estaba pavimentado de sentimientos contradictorios: la emoción, la ansiedad e incluso un toque de miedo ante lo desconocido que les esperaba. Esta mudanza no era un simple cambio de domicilio; era un paso significativo hacia un mundo radicalmente diferente al suyo.

En un mundo que exige una carrera incesante, donde las apariencias seducen y las ilusiones engañan, Gabriel se encuentra confrontado a una pregunta para la que nunca estuvo preparado: ¿reside la verdadera victoria en la superioridad sobre los demás? ¿O en la búsqueda de lo que nos es esencial, aquello que llena nuestros vacíos y sana nuestras heridas?

Esta novela psicológica no es un simple relato realista; es un espejo que refleja nuestros conflictos internos, esa lucha eterna entre lo que aspiramos a ser y lo que realmente somos. ¿Somos honestos con nosotros mismos? ¿O somos simplemente prisioneros de nudos inconscientes que nos atan?