Los acontecimientos político-sociales desarrollados en el tránsito de 2010 a 2011, conocidos según diversas denominaciones como la "Primavera Árabe", la "Revuelta Árabe", la "Revolución Democrática Árabe" o la "Ola de cambio", supusieron un antes y un después para la perdurabilidad de los regímenes de cada país. A partir de entonces, las relaciones entre la ciudadanía y los poderes enquistados de los antiguos regímenes experimentaron una convulsión inaudita en el mundo árabe. Estas revueltas consistieron en manifestaciones, protestas o levantamientos populares que se convirtieron en el punto de mira de los medios de comunicación internacionales debido a que fue un hecho sin precedentes y a que tuvo lugar en una zona de gran interés estratégico para Occidente, en donde, obviamente, confluyen numerosos intereses económicos, geoestratégicos y políticos.