Caminar Bogotá, vivir Bogotá, soportar Bogotá puede no ser muy fácil, o hasta resultar mortal. Háyanlo dicho tantos por ahí que ya no están. Piénselo tantos que han estado y que no saben de qué modo regresaron intactos, por dentro o por fuera de sí. Las páginas de este volumen son un registro al azar de lo vivido por el autor durante largas décadas –con algunos intervalos–, por amigos y conocidos suyos y por absolutos desconocidos. Se trata de historias –por supuesto– a menudo ciertas pero otras fingidas. O quizá simples reflejos detrás del espejo, pero historias. El autor sabe muy bien que no se puede escribir si no se cuentan. Aun cuando se pretenda lo contrario. Es infinito lo que queda por fuera de lo aquí narrado y muy poco lo que puede aprehenderse, pero bastante lo que se puede imaginar. Cada uno de los relatos solo aspira a sugerir y a dejar en el trasfondo el resto, de modo que el lector deposite algo de sí mismo por lo menos en el pozo de su faltriquera.