Es un libro que explora los fundamentos y la estructura de los argumentos utilizados en las decisiones judiciales. A través de un análisis detallado, el autor examina la importancia de la argumentación jurídica y su impacto en la legitimidad y la razonabilidad de las decisiones de los jueces. En la obra, se subraya la necesidad de que las sentencias judiciales no solo sean correctas en términos legales, sino también claras y comprensibles para permitir a las partes involucradas y a la sociedad en general entender las razones detrás de una decisión. El autor propone un modelo de "mínimo argumental" que busca simplificar y sistematizar los elementos esenciales que deben estar presentes en cualquier decisión judicial, garantizando así la transparencia y la efectividad de la justicia. El libro es un recurso valioso para juristas, académicos y estudiantes de derecho, ya que proporciona herramientas teóricas y prácticas para mejorar la calidad argumentativa de las decisiones en el ámbito judicial. Además, se plantea un debate sobre la relación entre derecho, moral y política, cuestionando cómo estos elementos influyen en la labor judicial.