Un obispo desaliñado cuenta a un médico curioso las consecuencias de la estafa matrimonial de la que ha sido a la vez víctima y autor: una enfermedad venérea que está curando y una experiencia excepcional que está escribiendo. De hecho, el manuscrito que el obispo hace leer al médico se refiere a la conversación nocturna entre los dos perros guardianes del hospital, que él había oído por casualidad o tal vez soñado. El matrimonio con el engaño genera entonces un segundo relato de la vida callejera, en el que el perro Berganza cuenta al perro Cipión las fechorías de sus amos. Pero el doble relato se interrumpe de repente. No se narra la autobiografía del otro perro, ni se aclara la autenticidad de todo el asunto, dejando la continuación de la obra al halago de lo inacabado.