Tricase, en el bajo Salento, es un cielo rojo sangre que domina las tranquilas aguas del Adriático al atardecer. Una tierra despiadada, bella e incontaminada que acoge en su suave vientre el asesinato de dos jóvenes. Una estudiante de dieciséis años de una familia humilde y la problemática e inocente hija de un pez gordo de la mafia local. Dos mujeres que no podrían estar más separadas, ambas violadas, violadas y asesinadas a tiros. Porque así funciona: nunca son los culpables los que caen.

Es el ataque de una balada llena de amargura y rabia que parece echar la culpa a los frágiles hombros de Jesse James, un bluesman drogadicto que camina con sombras sobre él. Pero el inspector Alex Brando no lo cree. El olor a muerte lleva a otro lugar completamente diferente. Alex, un inspector con un pasado oscuro y nunca superado, está decidido a localizar al asesino a costa de cavar solo en las densas y oscuras aguas de un entorno salvaje y corrupto. Y a fuerza de rascar la corteza podrida de la sociedad sureña, emerge Moloch Kinasky , producto de la peor basura social. Un hombre despiadado y diabólico, que huele a azufre y a infierno, dispuesto a desafiar al inspector Brando en un largo y agotador juego de masacre que hará resurgir todos sus demonios nunca enterrados.

Pero todavía hay luz bajo el cielo de Salento, y si la tierra sigue doblada por las heridas de una historia violenta, escrita a látigo en las espaldas de los pobres, y grabada a través de una segregación social más viva que nunca, ahí está Brando. y el muy fiel Nico Boscolo, un ex policía arruinado e investigador a tiempo parcial. La pareja de detectives más unida del sur vuelve a luchar por dar voz a los últimos, a aquellos cuyas bocas querían cerrar para siempre.

Una apasionante novela negra. Una pareja de personajes inolvidables, tiernos e implacables. Un thriller que te pega a las páginas. Una historia de amor y muerte en la que el pasado se fusiona con el presente en una atmósfera onírica y trepidante.