Hablar de urgencias en urología, de la misma forma que en cualquier especialidad, implica considerar diagnósticos que ponen en peligro la estabilidad y probablemente la vida de un paciente. Los casos atendidos con más frecuencia, como cólico nefrítico por un cálculo en descenso, retención aguda de orina, escroto agudo por trauma testicular -o menos frecuentemente por torsión testicular-, priapismo de frecuencia variable y trauma peniano, forman parte de lo que quizá representa el día a día en este quehacer, que ocupa al urólogo de forma frecuente en los servicios de urgencias y en las interconsultas en las instituciones. Otros diagnósticos no menos importantes y con posible gravedad variable, como el trauma renal, ureteral y vesical, que con frecuencia se atiende en los hospitales de trauma y que muchas veces son parte del complejo de un paciente con trauma múltiple, también tienen consideraciones específicas; en estos casos los mecanismos de producción de la lesión, entre otros por daño generado en vía pública o durante una intervención abdominopélvica, pueden estar relacionados con accidentes quirúrgicos.