Cuando alguien dice "Fui con mi psiquiatra" o "Acudí al psicólogo", es muy posible que un oyente le pregunte: "¿En serio, tú? Pero si te ves como una persona normal". Esto suena decepcionante en una sociedad que debería haber madurado para entender, en primer lugar, que por algo existen las carreras universitarias para formar profesionistas que atiendan problemas mentales y emocionales. Ellos ayudan a que la sociedad no esté mucho peor de lo que se haya con tantos factores estresantes y males mentales.
Y, en segundo lugar, recordemos que el ser vivo sano está regido por el espíritu de amor, empezando por el amor a uno mismo, que nos hace preocuparnos por el propio bienestar y activarnos en su búsqueda, lo cual incluye acudir al médico, alimentarnos bien y en la medida adecuada, ejercitar mente y cuerpo y evitar lo que genera malestar o enfermedad.
Pero la persona deprimida está dominada por el espíritu de Tánatos, es decir, por la muerte y su pariente cercano, el sueño. Y en tanto que el amor es movimiento, Tánatos es inactividad. Y si el primero tiende a unir, Tánatos hace buscar el aislamiento, es decir, separarse del rebaño. Así, el instinto gregario se ve seriamente afectado, y bien sabemos que las personas se desarrollan mejor cuando tienen una sana convivencia o interacción con sus semejantes.
En este libro aprenderá cosas tan importantes como las siguientes:
• La depresión podrá ser vencida más fácilmente cambiando la forma de pensar en la mañana, evitando predisponerse para el miedo y el estrés.
• No debe dar pena buscar ayuda profesional, pues ¡por algo existen los profesionales de la psique!
• No hay que ser parte del problema llevando la depresión a todos lados, ya que el no ser feliz también afecta nuestro entorno.