Ego, interfectorem dei es la llama refulgente de un fuego nacido del desengaño. El autor, con un tono nietzscheano y apasionado, aborda temas como la liberación del individuo del adoctrinador, la existencia de Dios como causa del anterior, las costumbres y vicios de un pueblo adoctrinado... Con esta obra se pretende volver a filosofar como en uno de sus mejores momentos, el siglo XVII y XVIII, esa filosofía irreemplazable y hecha por vocación, fuera del marketing.