En lo profundo de las montañas, más allá de los caminos conocidos, yace una aldea que no aparece en ningún mapa. Cuentan las leyendas que, hace décadas, todos sus habitantes desaparecieron de la noche a la mañana, dejando atrás casas vacías, fogatas apagadas y puertas abiertas que nunca se volvieron a cerrar. Aquellos que se han aventurado en sus calles desiertas afirman escuchar voces susurrando en la brisa, ver sombras que se mueven por el rabillo del ojo, y sentir una presencia que los vigila desde las ventanas rotas.

Nadie sabe lo que ocurrió realmente, pero una cosa es segura: los que entran, nunca vuelven a ser los mismos. En "La Aldea Fantasma", la frontera entre lo real y lo sobrenatural es tenue, y la verdad sobre lo que sucedió en ese lugar puede ser más aterradora de lo que cualquiera podría imaginar.

Un pueblo perdido en el tiempo, donde el miedo se esconde en cada esquina... y donde los muertos nunca se fueron del todo.