Francia es un país absolutamente cargado de historia. Siempre ha sido una nación líder de Europa Occidental y, en muchos sentidos, podría decirse que Francia es Europa Occidental.

Se puede afirmar tal cosa sin temor a equivocarse debido a la larga historia de los estados franceses que han tomado las riendas de la historia mundial. Antes de que existiera Francia propiamente dicha, sus tribus, como los francos, desempeñaban un papel central en los asuntos regionales. Por ejemplo, a medida que el Imperio romano se desmoronaba, los francos se convirtieron en el principal sostén de la seguridad del debilitado Estado romano.

Y cuando Roma se derrumbó, los francos se encargaron de recoger los pedazos. De sus esfuerzos surgió el llamado «Sacro Imperio Romano Germánico». Este enorme conglomerado contenía gran parte de Francia y del resto de Europa occidental y central.

Francia se convirtió entonces en una nación por derecho propio y llegaría a ser una de las potencias más poderosas de Europa, con colonias por todo el mundo. Francia sufriría entonces una gran agitación interna y una revolución que sacudiría al mundo entero. Francia tardaría generaciones en recuperarse, pero lo hizo. Antes de llegar a donde está hoy, el país atravesaría dos guerras mundiales y una fría.

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