Demetrios (Jim) Angelis no es un criminal típico: un cristiano ortodoxo griego religioso nacido en Montreal, un hombre respetuoso de la ley, un padre cariñoso de dos hijos, con dos títulos de maestría en administración y que habla cuatro idiomas, y que ha vivido en la ciudad de Nueva York y Montreal antes de mudarse a Ottawa para estudiar en universidades locales y trabajar para el gobierno federal. Un jurado lo condenó en 2010 por asesinar a su esposa infiel en 2008 y obligó al juez a condenarlo a cadena perpetua en la famosa (pero ahora cerrada) Penitenciaría de Kingston, hogar de los peores criminales de Canadá. Los miembros del jurado estaban convencidos de que él asfixió intencionalmente a Lien Le frente a sus hijos mientras estaban sentados en el sofá de la sala viendo la televisión. Los medios sociales y de noticias se burlaron, avergonzaron y condenaron a la exenfermera (quien fue casi castrada por su esposa Lien) incluso antes de que el jurado regresara con su veredicto. Pero, ¿fue realmente un asesinato o fue algo más?