En 1.147 fue conquistada la ciudad de Calatrava por Castilla, siéndole encomendada su defensa a los templarios. El Temple la abandonó en 1.157, creándose la Orden Militar de Calatrava para que la sustituyera. En ella convivieron como pudieron musulmanes, cristianos y judíos, en un difícil equilibrio que el libro trata de la mano de una mujer musulmana que –por diversos acontecimientos— se ve obligada a vivir a ambos lados de la frontera y con los personajes más contrapuestos. Tras el desastre de Alarcos, junto a Calatrava, la frontera retrocede hasta Toledo, y todos los reinos cristianos hispánicos vuelven a quedar a merced del Islam. La Cruzada ordenada por el Papa Inocencio III movilizó ejércitos en toda Europa y posibilitó la gran batalla de Las Navas de Tolosa, a escasos kilómetros de Calatrava. Tras esta gran victoria, con la que finaliza la novela, el poder musulmán en la península ibérica no volvería a recuperarse ni a constituir una seria amenaza.