El autor presenta algunos atributos característicos de la personalidad que Jesús mostró durante su ministerio en esta tierra mientras realizaba la misión que Su Padre Celestial le dio para nuestra redención.

Estas formas de actuar siempre fueron inspiradas por Su Espíritu Santo del cual Jesús siempre estuvo pleno.

Si nos esforzamos sinceramente en replicar la vida y las enseñanzas de Jesús, actuando como Él actuó en este mundo, podemos aprender mediante la imitación de cómo vivió en este mundo, y las experiencias obtenidas nos ayudarán a reflejar como espejos Su luz y Su amor a través de nuestros pensamientos, palabras y acciones en nuestras vidas.

Si podemos imitar estos comportamientos y actos de Su personalidad inspirados divinamente, podremos hacer algunos de los gestos amorosos que Jesús hizo en esta tierra contribuyendo de esta manera a proclamar Su evangelio a este mundo, a través de nuestro ejemplo vivo.