Desde la cárcel, Nelson Mandela se convirtió en el símbolo internacional de quienes luchaban para terminar con el régimen racista del apartheid en Sudáfrica. Había nacido en el pueblo xhosa y participaba en política desde muy joven dentro del partido Congreso Nacional Africano. Tras veintisiete años preso, logró el objetivo que compartía con varias generaciones de activistas: el principio del fin de las divisiones odiosas entre blancos y negros. En 1994 ganó las primeras elecciones con sufragio universal de su país y se propuso sentar las bases para una nueva convivencia. Los esfuerzos colectivos que lideraba lo hicieron acreedor al Premio Nobel de la Paz, si bien se han hecho distintos balances sobre el trabajo de la "Comisión para la verdad y la reconciliación" y otros aspectos de su gobierno. Hasta su muerte en 2013, rodeado de honores, la vida de Mandela estuvo llena de enseñanzas sobre la resistencia a la opresión y sobre la capacidad de construir diálogo donde parece imposible pero se puede hacer posible.